“Las madres, las hijas, las hermanas, representantes de la
Nación, solicitan ser constituidas en Asamblea nacional. Considerando que la
ignorancia, el olvido o el desprecio de los derechos de la mujer son las únicas
causas de las desgracias públicas y de la corrupción de los gobiernos, han
decidido exponer en una solemne declaración los derechos naturales,
inalienables y sagrados de la mujer, con el fin de que esta declaración,
presente continuadamente en la mente de todo el cuerpo social, les recuerde sin
cesar sus derechos y deberes; con el fin de que los actos de poder de las
mujeres y los actos de poder de los hombres puedan ser comprados en cualquier
momento con el objetivo de toda institución política, y sean más respetados;
con el fin de que las reclamaciones de las ciudadanas, basadas en lo sucesivo
sobre principios sencillos e incontrovertibles, tiendan siempre hacia el
mantenimiento de la Constitución, de las buenas costumbres y de la felicidad de
todos.
En consecuencia, el sexo superior, tanto en belleza como en
valor -como demuestran los sufrimientos maternales- reconoce y declara, en
presencia y bajo los auspicios del Ser Supremo, los siguientes Derechos de la
Mujer y de la Ciudadana.”(1)
En este preámbulo, perteneciente a la declaración de los
derechos de la mujer y ciudadana, se habla de que las desgracias y corrupciones
eran exclusiva culpa de la falta de libertad y respeto a las mujeres, siendo la
falta de derechos de ésta la salvación, una forma irrefutable de que de esa
forma los desastres dejarían de pasar. Además, consideraban como necesaria la
presencia de las mujeres en la Asamblea nacional, honor que hasta el momento no
se les había otorgado.
Por eso se escribieron esos derechos, como la búsqueda de
otorgar a la mujer una cantidad de beneficios necesarios que tendrían que ser
respetados, que además vendrían de la mano de un cambio en la forma de ver a la
muer que hasta ese momento había vivido, dejaría de ser una esclava, una
reproductora, una sumisa… Pasaría a ser simplemente una persona, un ser humano
con las mismas posibilidades, talentos, esperanzas y sueños como los hombres
que hasta el momento se sentían lo superior.
Además, se declara de esa forma un modo distinto para las
mujeres de actuar, cambiando sus prohibiciones y dándole una nueva lista, más
mejorada y extendida de las actividades que se le permitían, logrando dar un
paso más en la libertad que se requería, poder romper los estereotipos y
enseñanzas del pasado, donde incluso era extraño para los hombres el
conocimiento de que el sexo femenino tuviera siquiera alma. El problema
principal en este caso, fue que los hombres de la época tampoco estuvieron de
acuerdo con esta declaración de derechos.
De todos modos, esta carta de derechos daba preferencia al
género femenino, declarándolo superior en belleza y valor, dando de ejemplo la
maternidad por la que los hombres no tienen que pasar.
Imagen: La mujer en el cuadro de arriba es, nada más y nada menos, que la mujer maravilla, haciendo alusión a lo que se refiere en la declaración de derechos, donde se habla de una super mujer que resulta ser superior al hombre en opinión a la autora.
Fuentes:
-(1) Preámbulo, Déclaration des Droits de la Femme et de la Citoyenne.
-Vídeo: Ella -Bebe- (Dafney17)
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